martes, 13 de abril de 2010

Turismo: San Pablo Elogio de la desmesura

Con sendas dosis de vértigo y glamour, se sube al helicóptero a las nueve de la noche. Es un viernes estrellado, sin viento, con luna llena: el escenario perfecto para recorrer San Pablo a la altura de sus rascacielos vidriados. Hasta el estadio del Morumbí se encuentra totalmente iluminado gracias a un partido de fútbol en juego, ofreciendo una postal imprevista, maravillosa. Y uno no puede más que decir "Obrigada", aunque sea con el pensamiento.

La gran metrópolis de Brasil intimida y desconcierta al ser más equilibrado. Entonces nos explican que para ganar en seguridad y tiempo, es habitual el uso del helicóptero como medio de transporte. Aun para ir a cenar, como es nuestro caso, para lo cual aterrizamos sobre el mismísimo techo del restaurante.

Diez minutos después del despegue, llegamos al sofisticado Buddha Bar, ubicado en Villa Daslu, en un edificio que alberga tiendas exclusivas de joyas e indumentaria.
Absolutamente desmesurada, la ciudad ostenta números que no hacen más que recordar la grandeza paulista: cuenta con 18 millones de habitantes de 50 nacionalidades (a los que hay que sumarles los 11 millones de visitantes que recibe por año), 410 hoteles de las más prestigiosas cadenas internacionales, 12.500 restaurantes con 52 tipos de cocinas diferentes, 15.000 bares, 160 teatros, 110 museos, 260 salas de cine, 40 centros culturales y siete estadios de fútbol.

Y eso no es todo. En San Pablo se realizan 90.000 eventos al año, hay 77 shoppings y 240.000 tiendas, y se consumen 720 pizzas y 278 sushis ¡por minuto!

Todo es historia
Los orígenes de San Pablo se remontan al 25 de enero de 1554, cuando se celebró una misa en un colegio construido por jesuitas portugueses interesados en catequizar a los indígenas de la región. Aún se conservan vestigios de aquella construcción en el sitio llamado Pateo do Collegio (Patio del Colegio). Cabe destacar que durante 157 años el pueblo recibió el nombre de Piratininga y fue el punto de partida de numerosas expediciones que buscaban metales preciosos.
La modernización de San Pablo comenzó hacia fines del siglo XIX de la mano de los inmigrantes y con la cultura del café, que trajo riqueza y permitió su crecimiento. ¿Por qué? El cultivo de café en la región Sudeste impulsó la construcción de carreteras y la estación de tren para dar salida a los granos y las bolsas que iban con rumbo al puerto de Santos, mientras que los inmigrantes hacían el camino inverso, para servir de mano de obra en esa producción.
En las proximidades del famoso colegio fundacional, la mayor ciudad de Sudamérica tiene atractivos como la Catedral da Sé, el Monasterio de São Bento, el Marco Cero –o el marco del Trópico de Capricornio–, la Sala São Paulo, el edificio Copan y la Pinacoteca con sus 4 mil obras. Tanto de la Torre del Banespa como del Terraço Italia es posible tener una vista de 360 grados de la ciudad.

Itinerarios temáticos
Si bien la imagen de San Pablo está fuertemente vinculada al turismo de negocios, diversos operadores han comenzado a comercializar a través de las agencias de viajes nueve temas novedosos y 31 itinerarios diseñados a la medida de los visitantes. Bienestar, Romance, Familia, Verde, Arte y Fashion son algunos de ellos. Es que la ciudad ofrece una gran variedad de spas, locales especializados en tratamientos médicos y de belleza y gimnasios, además de restaurantes de gastronomía natural. Y al contrario de lo que muchos piensan, San Pablo no es sólo una sucesión de edificios y hormigón: posee muchas áreas verdes y parques, destacándose la Sierra da Cantareira –uno de los mayores bosques urbanos del mundo– y el área de protección ambiental Capivari Monos, con su extensa mata atlántica, dos aldeas indígenas y una rica fauna, que permiten la práctica del ecoturismo.

La tendencia creciente de la ciudad consiste en trascender su condición de puerta de entrada al país (posee los dos aeropuertos más movidos de Brasil: Congonhas y Guarulhos) para continuar desarrollándose como destino de placer, de lujo y de compras.
Con múltiples facetas, en San Pablo conviven los restaurantes de fama internacional con las delicias de la gastronomía popular (la empanadilla de feria es quizás el mejor ejemplo de ello), los viajes en helicóptero con el turismo en subterráneo, los espacios de arte y de diseño vanguardistas junto a un museo del fútbol que hace uso de la tecnología de punta.

El programa "Quédese un día más", precisamente, tiene como propósito estimular a los turistas –sobre todo, a los que vienen por negocios o eventos– a prolongar su estadía y aprovechar la gran oferta de entretenimiento. De esa forma, "Un día cultural" propone una jornada a la altura de ciudades como Londres o Nueva York, donde se impone un paseo por una de las principales arterias: la famosa e impactante Avenida Paulista. El Museo de Arte Brasileño, el Conjunto Nacional, la Livraria Cultura y el Museo de Arte de San Pablo (MASP) no pueden quedar afuera del recorrido.

Diferentes o sofisticados
En cambio, la propuesta "Un día diferente" puede comenzar con los deliciosos croissants de almendras de la panadería Pain de France, para seguir hasta Vila Madalena y caminar por calles como Harmonia, Aspicuelta, Fidalga y Wisard. Es que allí se concentran talleres de artistas jóvenes, showrooms y locales innovadores. Si el lector camina en dirección al Instituto Tomie Ohtake, se encontrará con un edificio de formas innovadoras y vidrios espejados en negro y rosa.Entonces podrá disfrutar de una comida en el agradable restaurante del lugar, o bien, optar por el Ritz en la zona de Jardins. En el último caso, la Galería Ouro Fino es una parada obligatoria para quien quiera actualizarse en moda, música electrónica y diseños en sus 110 tiendas eclécticas.

Pero se equivoca quien piense que diversión es sinónimo de gastar mucho en San Pablo. Desde centros culturales y teatros populares hasta shows, exposiciones y cafeterías con precios muy accesibles pueden encontrarse en toda la gran metrópoli. A ello pueden sumarse las tiendas de la famosa avenida 25 de Março.

La contracara podría ser el circuito que propone "Un día sofisticado", ya que el lujo está siempre presente en esta ciudad versátil, donde el tránsito avanza a ritmo cansino en las horas pico y puede llegar a crispar los nervios del más devoto budista zen. Es que San Pablo es en la actualidad el mayor polo de consumo de lujo de Brasil, con tiendas de las marcas más caras del mundo y filiales de los más famosos clubes y discotecas internacionales. El eje de las avenidas de las Naçoes Unidas y Brigadeiro Faria Lima o el barrio de Jardins no decepcionarán ni siquiera a los compradores compulsivos.

El fútbol, pasión de multitudes
Junto al Estadio Municipal Paulo Machado de Carvalho, conocido por todos como estadio Pacaembú, se encuentra el recomendable Museo del Fútbol (Museu do Futebol), con una exposición sensorial e interactiva, donde los visitantes pueden escuchar los relatos originales de partidos emblemáticos o los cantos de las hinchadas, revivir jugadas inolvidables, y hasta patear penales.
Otra alternativa que vincula al fútbol con el turismo es el estadio del Morumbí, donde juega el Sao Paulo y será una de las sedes del Mundial 2014. Sorprende poder tomar una gaseosa en el resto-bar, sobre un deck de madera del que cuelgan numerosas pantallas LCD, a escasos metros del campo de juego. Sin alambrado, sin foso, sin perros.

Shoppings y marcas
Morumbí también es el nombre de uno de los mayores shoppings. Con excelentes restaurantes (como el Barbacoa) y numerosas tiendas, el lugar ya forma parte de la historia de la moda en la ciudad, ya que ahí comenzó la tradicional Fashion Week.

Como el fútbol, comprar es otra de las pasiones paulistas. Pionero en Latinoamérica, el shopping Iguatemi fue inaugurado en 1966, entre los barrios Jardins e Itaim. Con VIP para clientes frecuentes, reúne el mayor número de tiendas de lujo. En cambio, el Ibirapuera es el shopping más grande pero está dirigido a presupuestos diversos. En pleno Jardins, la calle Oscar Freire y sus adyacentes forman el principal polo de marcas internacionales a cielo abierto. Armani, Ralph Lauren, Cartier, Tommy Hilfinger, Roberto Cavalli, Versace, Louis Vuitton y Bulgari son algunos ejemplos. Ya con sus autos caros cargados de bolsas, turistas y lugareños todavía tienen 59 calles especializadas en 51 segmentos. Como la Gabriel Monteiro da Silva, centro del diseño; la Florencio de Abreu, para herramientas; y Rua do Seminário, de sombreros. Por eso, damos fe: San Pablo es todo lo que se dice de ella. Y más también.

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